Diseña, desarrolla e implementa apps con IA, GitHub y Google Drive (sin volverte loco)
En los últimos meses, el desarrollo se puso raro… pero en el buen sentido. Herramientas que antes eran “futuristas” hoy están a un click. Y eso cambia la jugada: ya no hablamos solo de escribir código, sino de diseñar, construir e iterar productos con una velocidad que hace un año parecía cuento.
En mi caso, la actualización de Gemini y el ecosistema de Antigravity (en mis pruebas y procesos) hicieron que algo que antes era más tedioso —el típico “armo el prototipo, luego el código, luego el caos”— se sienta más fluido. No mágico, ojo. Fluido.
Porque la verdad es esta: una app no se termina, se madura.
De prototipo a producto: una app que creció conmigo (y con la tecnología)
Hace meses empecé una aplicación con ayuda de Gemini. Al inicio era simple, casi un MVP con cara de “proyecto en pañales”. Pero con el tiempo la fui mejorando por una razón muy humana: me empezó a hacer falta.
Cada nueva necesidad fue una feature.
Cada fricción fue una mejora.
Cada “esto debería hacerlo solo” fue una automatización.
Y así, sin darme cuenta, esa app dejó de ser un experimento y empezó a comportarse como un producto.
Hoy, por ejemplo, ya registra datos en una base que se alimenta desde Google Sheets dentro de Google Drive. ¿Es la base de datos más robusta del planeta? No. ¿Es una base viva, práctica, rápida de implementar y útil para ciertos casos? Sí, totalmente.
Y cuando tu objetivo es time-to-market, a veces lo mejor no es lo perfecto: es lo que sale, funciona y escala después.
El stack real: Gemini + Antigravity + GitHub + Google Drive + Sheets
Mi flujo actual se parece a esto:
- Gemini como copiloto para ideación, arquitectura de pantallas, lógica, copy UI y ajustes técnicos.
- Antigravity como entorno para diseñar/construir más rápido, prototipar e iterar sin fricción.
- GitHub para versionado, ramas (branching), respaldo y control del progreso real.
- Google Drive como el hub donde vive la documentación y los assets.
- Google Sheets como base de datos simple (y “abierta”), ideal para arrancar y operar con agilidad.
Lo interesante no es cada herramienta por separado. Lo potente es el combo:
documentas → diseñas → construyes → pruebas → versionas → mejoras.
Y repites.
“Vibe Coding” y la barrera de entrada: lo que cambió (en serio)
A mí me gusta decirlo así: antes, muchas cosas eran una barrera de entrada.
Hoy, varias de esas barreras se volvieron puertas… con picaporte.
¿Eso significa que “ya no se necesitan profesionales”? No. Para nada.
Un producto serio sigue necesitando criterio de UX, arquitectura, seguridad, performance, escalabilidad, QA, y visión de negocio.
Pero hay un punto importante:
Si tú ya vienes con base —terminología, lógica, UX, procesos, pensamiento estructurado— entonces la IA te da un superpoder: aceleración.
No te reemplaza el cerebro. Te lo pone en modo turbo.
En mi caso, por mi historia y carrera, yo ya entiendo:
- cómo pensar un mapa de navegación,
- cómo definir funcionalidades,
- cómo organizar un flujo de pantallas,
- cómo escribir especificaciones (sí, en Markdown cuando toca),
- cómo priorizar features según impacto (y no por capricho).
Entonces, claro: para mí la curva se aplana.
Pero igual hay una realidad que no cambia: hacer una app toma tiempo.
El mapa lo es todo: navegación, plan, Markdown y documentación
Si algo aprendí iterando esta app, es esto:
Si no tienes el mapa, lo que construyes es una casa con puertas al vacío.
Cuando tienes:
- mapa de navegación,
- definición de módulos,
- casos de uso,
- estructura en Markdown (aunque sea simple),
- checklist de QA,
- y un plan de iteración…
…el desarrollo se vuelve menos “a ver qué pasa” y más operación estratégica.
Y ahí es donde la IA brilla: no solo te escribe cosas, sino que te ayuda a ordenar la mente y convertir ideas en sistema.
¿Google Sheets como base de datos? Sí, pero con criterio
Usar Sheets como base viva es como usar una camioneta para mudanza:
no es una grúa industrial… pero te resuelve la vida.
Es ideal para:
- prototipos funcionales,
- inventarios simples,
- CRMs livianos,
- apps internas,
- procesos administrativos rápidos,
- validación de producto antes de invertir en infra pesada.
¿Dónde se queda corto?
- alta concurrencia,
- permisos complejos,
- auditoría fuerte,
- integridad relacional profunda,
- performance con data gigante.
Pero para arrancar, para probar, para iterar… es una joya práctica.
Esto es solo el inicio
Hoy mi app está más madura. Maneja mejor los datos. Tiene más lógica. Se siente más “producto” y menos “experimento”. Pero no me engaño: todavía le falta carretera.
Lo valioso de todo este proceso no es solo la app. Es el aprendizaje:
- cómo diseñar pensando en experiencia,
- cómo construir por iteraciones,
- cómo documentar para no depender de “la memoria del lunes”,
- cómo usar IA como acelerador y no como muleta,
- y cómo llevar una idea desde “qué bacán sería” hasta “ya está corriendo”.
Y sí: puede tomarte meses terminar algo.
Y más meses todavía madurarlo como se debe.
Pero ahora, con estas herramientas, el camino se siente menos oscuro.
Menos pesado.
Menos “solo los elegidos pueden”.
Ahora es más como: ok, si lo planeas bien… lo sacas.
Si tú tienes una idea de app y quieres bajarla a tierra —con mapa, UX, stack y plan de implementación— en Ameizin te ayudamos a convertir esa visión en un producto real: desde prototipo hasta despliegue, con estrategia y con estilo.


